Hace mucho tiempo Zenón, fundador del estoicismo declaró: "Es mejor tropezar con los pies que con la lengua". Desde aquella época había consciencia del poder constructor o destructor que pueden tener nuestras palabras tanto hacia otros como en nosotros.
Recordando esa lección leí hace unos días una cita de Napoleón Hill que nos recuerda la importancia de la consciencia de cada idea que expresamos: "Recuerda que cada palabra que dices le da a alguien la oportunidad para descubrir lo mucho, o lo poco, que sabes".
La riqueza y la estructura de nuestras ideas nos delatan siempre. Junto con ellas, debemos cuidar la intención de nuestras palabras. Stephen Covey, otro gran pensador de liderazgo y desarrollo personal mencionaba: "Las palabras son como huevos lanzados desde una gran altura. Es tan imposible retirarlas como ignorar el caos que han generado al caer".
Estas tres ideas nos invitan a la reflexión y a la observación de todo lo que decimos, tanto el fondo como la forma. De esa manera construiremos mejores equipos con un liderazgo más empático y marcas personales más confiables.
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