Al completar mi publicación pasada, me acordé de un libro de toma de decisiones que me gustó mucho: Managing in the gray de Joseph Badaracco. En otra publicación sobre el tema mencionaba la última pregunta de su modelo como una de las claves para tomar buenas decisiones, parafraseando: ¿Puedo vivir con las consecuencias de la decisión? Este planteamiento es el último de su propuesta de análisis. Por eso hoy quiero asegurarme de compartir las otras 4 pregunta adicionales de su modelo. De esta forma, te invito a sumar este libro a tu biblioteca como un excelente recurso.
Las preguntas de Badaracco y algunas ideas personales para entender su valor son:
¿Cuáles son las consecuencias netas de la decisión?
Esta pregunta de inmediato me conecta con los dos conceptos que compartía en mi publicación más reciente. ¿Entiendo hasta donde pueden llegar los efectos de mi decisión en tiempo y personas que vivirán su impacto? Hay consecuencias inmediatas y consecuencias que se activan como una reacción en cadena dentro de las organizaciones. Como el ajedrecista, vale la pena imaginar 2 o 3 pasos adelante lo lejos que llegará mi decisión para saber si estoy haciendo algo que comprometerá mi futuro de manera permanente o lo irá construyendo.
¿Cuáles son mis obligaciones fundamentales?
Esta pregunta me conecta de inmediato con la consciencia de mi rol y los compromisos que he asumido como líder de un equipo o de una función. Mis decisiones deben salvaguardar los factores clave de éxito de mi función. Las decisiones deben mostrar la mejor versión de mi producto o servicio sea en una situación de operación normal o de crisis. Una de las obligaciones fundamentales que todos tenemos, sin importar nuestra función nominal, es ser embajadores de marca. Nuestras decisiones y comportamientos deben reflejar eso si queremos agregar valor a nuestra empresa y si queremos mostrarnos como un talento al que hay que cuidar.
¿Qué funcionaría en el mundo como está?
Nuestras decisiones deben tener un elemento práctico, siempre que sirvan a nuestros códigos y estén dentro de lo ético. Hay decisiones deseables pero no factibles si estamos en un entorno de crisis. Eso nos debe llevar al segundo o tercer mejor camino dentro de nuestros estándares y buscando mitigar afectaciones o sacar mejor provecho de las condiciones del entorno. Un líder debe valorar siempre si una decisión indeseable hoy asegura el futuro mañana, o si una decisión que afecta a un área hoy salvaguarda a toda la organización a largo plazo. Eso es el peso del pensamiento sistémico en acción.
¿Quiénes somos?
Las decisiones deben reflejar nuestros valores, nuestro propósito, nuestra misión. Si las decisiones no están siguiendo nuestro verdadero norte declarado en nuestra filosofía, estamos creando un corto circuito en nuestra cultura. Y las decisiones que no respondan a quienes somos para nuestros clientes, colaboradores y proveedores estarán destruyendo nuestro valor como organización de manera irremediable. Las decisiones coherentes con nuestra identidad, aunque puedan ser difíciles, son más fáciles de sostener y de construir sobre ellas para solucionar problemas.
¿Con qué consecuencias puedo vivir?
Los líderes deberán asumir el costo de los cambios de rumbo que hayan tomado conscientemente. No es fácil ni grato dar la cara en situaciones que han tenido costos financieros, humanos, operacionales. Sin embargo, los líderes están para esos momentos y deben afrontar los eventos con entereza sabiendo que siguieron un ejercicio de consciencia. De esa forma pueden reinventarse y preservar una cultura que salga adelante de retos.
Estas preguntas pueden fácilmente trasladarse a nuestro rol como padres o madres, como esposos, como vecinos y como amigos. Las 5 preguntas nos pueden acompañar para que en conjunto con análisis numéricos o de escenarios, sean un indicador de calidad que nos permita tomar decisiones con madurez y una visión de largo plazo.
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