Lo correcto debe guiar siempre nuestras decisiones.
Lo correcto significa hacer algo pensando en las consecuencias de forma sistémica.
Significa que la decisión atiende el presente, el futuro y hace el beneficio mayor a todos sus implicados.
Significa que se toma una decisión siguiendo los más altos estándares y no se compromete la reputación de ninguno de los participantes.
Significa incluso asumir costos a corto plazo con tal de preservar y fortalecer una relación valiosa a largo plazo.
Significa ser estratégicos pues se entiende que dicha decisión capitaliza de la mejor manera nuestras capacidades y contribuye a nuestro crecimiento.
Lo conveniente es la decisión placentera a corto plazo pero potencialmente muy dolorosa en el largo plazo.
Permite salir rápido de un problema al tiempo que incuba otro más complejo de resolver.
Permite encontrar atajos para ahorrar tiempo, costos, pasos pero condiciona para siempre la reputación de los participantes.
Nunca tendrá consistencia pues lo conveniente siempre estará sujeto a la situación y por lo tanto no permitirá construir la credibilidad de una persona o empresa.
Es una salida que daña por igual a los líderes, a los equipos y a todos los actores si no se respetan los criterios de éxito y de operación de la empresa.
¿Pueden convivir acciones correctas y convenientes? No estoy seguro de la respuesta. Creo que puede haber decisiones que tengan ambos atributos si no se comprometen los principios de los participantes. Creo que un esfuerzo por satisfacer las necesidades de los actores y ampliar las perspectivas para salir de una o dos opciones solamente puede llevar a este tipo de respuestas. Pero si estas condiciones no se dan; nunca debemos comprometer lo correcto; por lo conveniente. Nuestra marca personal, nuestro liderazgo y nuestros equipos nos lo agradecerán al final, incluso en un momento difícil.
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Foto de Oliver Roos en Unsplash
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