Todos los grandes maestros en algún momento fueron alumnos comprometidos y receptivos para crecer. Si pensamos desde el cine hasta llegar a los deportes o al mundo empresarial, hay ejemplos muy interesantes.
En la ciencia ficción, Luke Skywalker como protagonista de la primera saga de Star Wars no habría alcanzado el rango de caballero Jedi sin conocer a Yoda, que fue un gran maestro que le ayudó a retarse y fortalecerse. En los deportes, leyendas como Sam Walton y Kareem Abdul Jabbar en el basquetbol profesional, tuvieron a John Wooden como su entrenador y mentor durante su etapa colegial. Y en el mundo empresarial nombres como Tim Cook, Jony Ive y Guy Kawasaki en muchos sentidos fueron influenciados y formados en su forma de ver los negocios por Steve Jobs en Apple.
El mentor no siempre será una figura agradable. No siempre será una figura cercana que platique contigo de forma personal. Pero siempre será un referente con el cuál comparar tu desempeño y tus valores en acción. Siempre será una referencia útil para ganar claridad en un momento de duda o ante lo inesperado.
El mentor no tiene que estar en tu tiempo y espacio. Puede ser un personaje histórico al que estudies de manera consistente para usarlo como marco de toma de decisiones. De ahí viene el concepto de la "junta de consejo personal" en la que te preguntas ¿qué haría mi mentor / héroe / modelo a seguir ante un problema como el que enfrento?. La clave de este tipo de autoevaluación es que impulsemos nuestro crecimiento midiéndonos respecto a las mejores prácticas de estos personajes. De esa forma seremos más maduros, más panorámicos y más templados.
Y no olvidemos que conforme evolucionamos, tenemos la gran oportunidad y responsabilidad de ser generosos para compartir nuestro camino en la formación de nuevos líderes.
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