Estoy leyendo mi segundo libro de Derek Sivers en el año.
Se llama Cómo vivir. Es una colección de reflexiones para despertar nuestra disciplina y compromiso por crecer.
Entre sus páginas encuentro a cada momento citas muy importantes para valorar lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Ayer empecé su reflexión titulada Así debes vivir: Prepárate para lo peor.
Hace referencias al sentido de anticiparnos a lo inesperado; de ser previsores para mitigar daños.
Al mismo tiempo nos invita a valorar lo que si tenemos.
Al final de la reflexión hace un contraste muy valioso entre lo que llama la felicidad superficial y la felicidad profunda.
Comparto un par de sus ideas que me inspiraron:
"La felicidad superficial es lo que quieres ahora.
La felicidad profunda es lo que más quieres.
La felicidad superficial es tratar de conquistar el mundo.
La felicidad profunda es la conquista de uno mismo".
¿Qué elegiremos? ¿Queremos disfrutar solo un instante fugaz o queremos dejar una marca indeleble en el mundo a través de nuestro legado? El enfocarnos solamente en el presente nos quita la perspectiva de los efectos de nuestras decisiones a futuro. El tratar de influencias a los demás sin guiarnos a nosotros de manera consistente impide que demos el mejor ejemplo.
Y así podríamos seguir haciendo contrastes. Creo que podemos disfrutar el presente paso a paso sin perder de vista que ese presente sea parte del futuro de mayor trascendencia que haga valioso nuestro viaje. La profundidad significa largo plazo, significa raíces firmes y frutos perdurables. Si buscamos una vida profunda con enfoque y disciplina, seremos felices en el trayecto y contribuiremos a una felicidad perdurable en otros.
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