Esta ventaja es relativa en su poder desde mi punto de vista.
El tener más recursos en término de vehículos o inventario en teoría te da más flexibilidad para atender la demanda o te permite soportar mejor momentos de crisis.
Sin embargo, una ventaja material mal enfocada puede generarte más costos que beneficios.
Sobre todo si consideramos que los activos fijos de una empresa pueden volverse una carga al no poder monetizarse rápidamente.
Pero hay otros beneficios importantes que vale la pena revisar de este tipo de ventajas:
Una ventaja material es útil para disuadir a un competidor de entrar a tu mercado, al menos a corto plazo. Una ventaja material te permitirá llegar a clientes más lejanos o darles más flexibilidad en tiempos y frecuencia de entrega que tus competidores.
Una ventaja material en cuánto a tecnología te permitirá darle visibilidad a tu cliente sobre el estado de su producto en todo momento, aumentando su confianza en tu servicio.
Una ventaja material también puede ser muy útil en términos de sistemas de automatización que reduzcan los tiempos de transacción del cliente.
Y en términos de industrias muy vigentes como el comercio electrónico, una ventaja material puede darte una mejor experiencia para el cliente que se traduzca en mayor potencial de compra. Por ejemplo, la capacidad de respuesta de tus equipos tecnológicos para mostrar al cliente tu propuesta puede ser fundamental para que se quede en tu página, o se vaya con otro proveedor.
Por lo tanto, invirtamos en ventajas materiales siempre con la vista de incrementar nuestra capacidad y generar un mejor relacionamiento con los clientes. De esta forma construiremos ventajas intangibles difíciles de imitar basadas en nuestra reputación y en la fuerza de nuestras relaciones con nuestro mercado.
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Imagen de (Joenomias) Menno de Jong en Pixabay
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