Hace varios años leí en Del vientre a la muerte que la acción engendra emoción, y no a la inversa. Creo que en el liderazgo y el desarrollo personal este principio también se aplica. Si esperamos la emoción o estado de ánimo, nunca iniciaremos los proyectos que queremos. Podemos aplicar una pregunta tan sencilla como ¿Y si tan solo hago…? El esfuerzo más sencillo de 1, 5 o 10 minutos enfocados generará la inercia que nos ponga en dirección de progreso.
La inercia, momentum en inglés, recargará nuestra confianza y por lo tanto nuestra motivación.
La inercia se construye con el trabajo consistente cada día.
De esta manera vamos creando un hábito que nos pide estar repitiendo una conducta que nos construye.
Y así, eventualmente llegaremos al principio de la rueda volante de Jim Collins, autor de Built to Last y Good to Great. En el segundo libro el autor nos pone esta imagen para ejemplificar que el esfuerzo que hagamos en mover un sistema para que gane velocidad podrá volverlo imparable. Eso es lo que buscamos en lo personal y lo profesional: Que el MOmentum alimente nuestra MOtivación para lograr más y lograr en menos tiempo.
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Imagen de Herbert Aust en Pixabay
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