Se insiste y se promueve activamente un liderazgo consciente.
Hace algunos años escuché y aprendí sobre un liderazgo humanamente efectivo.
Se habla también de la inteligencia del liderazgo.
Todos estos conceptos tienen un hilo conductor muy importante.
Necesitamos a nuestros equipos. No podemos solos.
Si nuestros equipos no son prioridad por medio de nuestras decisiones y de nuestro mejor ejemplo, pocas cosas saldrán conforme a plan.
Si el sistema social de la empresa no funciona, no habrá equipos y no habrá empresa eventualmente.
Ese sistema social se compone, en mi opinión, de los siguientes básicos:
Confianza, el factor clave para la apertura de mente y corazón de cualquier persona al saberse escuchada, valorada y respetada.
Colaboración, el factor que despierta la voluntad porque vemos que podemos hacer sinergia de talentos y experiencias por un bien mayor
Coordinación, el factor que permite alinear esfuerzos en torno a un objetivo para asegurar como decía Stephen Covey, que primero se está haciendo lo que es primero, asegurando la mayor efectividad y eficiencia.
Estos tres elementos nacen de las conversaciones como el insumo fundamental para crear equipos de clase mundial. Y dichas conversaciones se fortalecen por la apertura a retar ideas, incluso si estas vienen del líder, pues nadie podemos reclamar un estado de ser infalibles. Si entendemos estos puntos de vista contrarios, encontraremos siempre soluciones más ricas, más integrales y más perdurables a largo plazo.
Solo así, conversando para generar conexiones significativas podremos formar mejores culturas representadas por la resiliencia, la innovación y el sentido de pertenencia.
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Imagen de Sasin Tipchai en Pixabay
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