El deber del estado óptimo en el líder
- Miguel Angel Cardona
- hace 1 día
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El almirante retirado William H. McRaven narra una realidad clave del liderazgo en su libro La sabiduría de la rana (The wisdom of the bullfrog):
"Como líder siempre debe parecer que estás al mando. Debes tener confianza, debes ser decidido y sonreir. Debes inculcar un sentido de orgullo en tu equipo sobre tu capacidad de resolver cualquier problema… Y, como líder, no puedes tener un mal día".
Este último enunciado suena como algo más que difícil por pedir. Como seres humanos estamos sujetos a las disrupciones personales y profesionales que siempre alterarán nuestras emociones. Y a las complejidades con quienes interactuamos hay que agregar los eventos externos que modifican nuestros planes.
A pesar de todo lo anterior, si queremos transformar a nuestros equipos y a nosotros mismos, debemos procurar la capacidad de autogestionarnos. Debemos tener la capacidad de asimilar los eventos y las interacciones, procesarlos de manera constructiva y seguir adelante de forma rápida.
El líder que sabe recomponerse inspira y da confianza por su adaptabilidad. El líder que aún en un momento de crisis no se paraliza formará mejores líderes. El líder que mantiene una vocación de servicio incluso en las últimas horas del día transmite coherencia y buen ejemplo a todos los demás. Ese es el líder que entiende que su deber es siempre buscar su nivel más alto de juego, su estado óptimo para bien de su equipo, su organización y de él o ella misma.
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