Comentaba hace algunas publicaciones sobre los tipos de ventaja sobre los que podemos construir estrategias. Comentemos sobre el primero de ellos: La iniciativa.
Creo que este es uno de los conceptos más visibles en el entorno de negocios y en el personal. El jugador proactivo asume riesgos pero también fija estándares. Al hacer las cosas antes que los demás genera un posicionamiento en el mercado. Otra gran ventaja de la iniciativa es el aprendizaje más acelerado. Por supuesto, el costo de la iniciativa es el asumir cuando los resultados no son los óptimos y recomponer el camino.
Pero si pensamos en los grandes pioneros como líderes y como empresas, vemos que al final valió la pena el asumir los riesgos. Desde el punto de vista del ajedrez, Gustavo Chávez recomienda en El pensamiento del estratega que es fundamental pelear por esta ventaja. Si nos asumimos como pioneros y siempre estamos adelantando filas estaremos dándole a nuestro competidor una postura reactiva, lo cuál será en nuestro beneficio.
No olvidemos que la física no se equivoca. La iniciativa genera inercia y una vez que creamos esa tracción positiva será más fácil mantenernos a esa velocidad de crucero ganando y sosteniendo de mejor manera nuestra posición en el mercado. ¿Queremos ser los próximos arquitectos de una industria, los que traigamos el futuro al presente? Entonces debemos aventurarnos a llevar la iniciativa de manera decidida con nuestros equipos.
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Imagen de Julián Amé en Pixabay
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