Si nos resistimos, o peor aún, rechazamos las oportunidades de recibir retroalimentación de otros estaremos en serio riesgo ante nuestros puntos ciegos.
Como dice el concepto de la ventana de Johari, hay cosas de nosotros que no sabemos que las desconocemos. Nuestra perspectiva siempre tiene un lado oculto que solo puede conocerse en el reflejo de las interacciones con otros.
Claro está que ese tipo de comentarios no siempre será placentero.
Pero podemos elegir ver los comentarios como regalos de autoconocimiento y mejora o pequeños dardos que lastiman nuestro ego.
La primera forma de ver los comentarios será como ese entrenamiento que incomoda pero cuya tensión nos hace más fuertes, más flexibles, más veloces.
De esa manera, los comentarios contribuirán a nuestro crecimiento.
Habrá algunos que tendrán un efecto pasajero y otros que se quedarán para una identidad reinventada.
En cualquier caso serán cosas que agradeceremos.
O podemos elegir ver los comentarios como cosas que nos dañan.
Estaremos eligiendo, enfatizo, el efecto que queremos que la información tenga en nosotros.
Y nuestro ego herido nos hará cerrarnos a relaciones útiles.
Nuestro ego también dañará nuestra marca personal alejándonos de oportunidades.
Por eso es muy caro el no abrirse a conocer nuestros puntos ciegos.
Dejar de aprender de las respuestas del entorno y de otros limitará nuestra carrera y nuestra capacidad de generar un impacto positivo a largo plazo.
Si no queremos eso, abracemos y busquemos proactivamente conocer nuestros puntos ciegos.
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Imagen de VariousPhotography en Pixabay
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