Nunca terminará nuestro viaje de aprendizaje en la vida. Hasta nuestro último aliento tenemos la oportunidad de estar creciendo por medio del conocimiento y las capacidades. Si queremos aprovechar al máximo esta oportunidad debemos tener clara la perspectiva para lograr esto. Esa perspectiva es la mente del aprendiz. Es un concepto que escuché primero de disciplinas de Oriente y que se conecta incluso con las artes marciales. Siempre podemos estarnos perfeccionando.
Para lograr esa mejora continua, también necesitamos la apertura a vaciarnos del conocimiento adquirido al momento. Saber que ningún concepto que hayamos usado por meses o años es inmutable. Solo cuando tenemos esa claridad para dejar ir viejas ideas es que podemos refrescarnos con nuevos hallazgos que nos hagan crecer. Vaciarnos del conocimiento anterior implica cuestionarnos sobre el valor de los conceptos que tenemos. Implica tener la humildad de aceptar que cada momento es una oportunidad de aprendizaje sin importar contexto o roles personales que tengamos.
Si abrazamos esa mentalidad de aprendiz, estaremos transmitiendo la humildad y apertura para que nuestro equipo también se beneficie de esas oportunidades de seguirse reinventando. Porque es verdad que en todo momento dependiendo de la perspectiva donde nos ubiquemos todos podemos ser maestros o alumnos para alguien más.
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