Cada uno somos generadores de nuestra realidad.
En función de que tenemos más y mejores herramientas para moldear dicha realidad aceleramos nuestro crecimiento.
Por ello, si podemos elegir entre las múltiples inversiones de nuestros recursos (tiempo, dinero, esfuerzo) para asegurarnos un mejor resultado, puedo sugerirte las siguientes opciones:
Invierte en aquello que fortalezca tu temple. Entre mayor sea tu autocontrol y tu capacidad de mantener un pensamiento claro ante una crisis serás un guía que genere más confianza y alineamiento en tu equipo.
Invierte en aquello que fortalezca tu disciplina. Este concepto va de la mano con el temple. Todo lo que implique conocimientos y rutinas para ser más consistente en tu desempeño construirá un yo futuro cada vez más imparable. Recordemos que la disciplina nos lleva al terreno de lo extraordinario cuando decidimos hacer aquello que sabemos debe hacerse, auque no tengamos la disposición para ello pues vemos sus efectos.
Invierte en aquello que fortalezca tu voluntad. Invierte en lo que te mantenga claro de tu rumbo y en constante movimiento. Invierte en tu salud y también en los sistemas que faciliten tus acciones cada día. De esta manera, al quitar fricciones del camino avanzarás más rápido en lo individual y transmitirás esto a tu equipo generando nuevos liderazgos a tu alrededor.
Obviamente esta lista no es exhaustiva. Invertir en nuestras relaciones, en nuestro bienestar y en nuestra imagen personal, por mencionar algunos aspectos adicionales, es igualmente importante. Sin embargo, las opciones que antes he propuesto responden a que podamos estar en óptimo estado de desempeño para que podamos disfrutar otras inversiones como las últimas mencionadas con más plenitud.
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Imagen de Steve Buissinne en Pixabay
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