"El mejor liderazgo es el que no se ve"
- Miguel Angel Cardona
- 21 jun 2022
- 2 Min. de lectura
Esta frase me la dijo mi padre hace años cuando recibí mi primera misión con un equipo de trabajo a mi responsabilidad. Mi padre se refería a que el líder no debe ser el centro de atención. El líder diseña, convoca y acompaña al equipo para lograr las metas expresadas en sus planes. Pero el equipo es el que construye el resultado con las acciones inspiradas en la cultura de liderazgo que están viviendo. El líder intervendrá en momentos particulares de la ejecución para reorientar los esfuerzos, pero una vez hecho eso debe dejar que se sigan formando los nuevos líderes de su equipo en la realidad de las operaciones del negocio.
Creo que esta idea la podemos ver en vivo en muchos deportes y actividades en equipo. El entrenador de futbol o basquetbol no está en la cancha con el equipo. Recuerdo una escena de un equipo mexicano que ganó un campeonato de futbol hace algunos años. Después de recibir el trofeo y medallas, su entrenador se retiró al vestidor indicando que era la noche del equipo, que los dejaba para celebrar. En la orquesta, el director lleva el ritmo de la música y los tiempos. Pero el mayor lucimiento lo tienen los solistas y los ejecutantes porque en grupo pueden producir una sinfonía.
Cuando el líder es el centro de atención, desafortunadamente pasan cosas que inhiben el mejor desempeño:
El equipo se vuelve dependiente del líder como protagonista. No hay empoderamiento y por lo tanto las decisiones se vuelven más lentas ya que si todo debe pasar por el líder se hará un cuello de botella que inhibe la velocidad y la eficiencia.
El equipo se desmotiva pues no verán sentido de sus aportaciones como un medio para crecer, pues no tienen oportunidad de mostrarse ante clientes u otras áreas porque el mérito se lo lleva el líder.
La organización se paraliza a corto plazo pues dejan de revelarse nuevos líderes que renueven ideas y que puedan dar un paso al frente para reemplazar talentos que salgan de la empresa. Y sin nuevos líderes, la organización siempre estará en riesgo de ser presa de la comodidad, de los convencionalismos.
Por eso el líder debe ser muy cuidadoso de no ser el actor principal. La estrella de cualquier empresa es y debe ser siempre su equipo. Y como líderes debemos recordar que el mejor maestro es el que forma a mejores maestros. Por lo tanto, si estamos formando nuevos líderes que eventualmente puedan mejorar nuestra gestión e ideas, podremos dar un paso a un lado con la confianza de que los talentos brillarán y ese será nuestro legado como misión cumplida.

Foto de Nguyen Thu Hoai en Unsplash
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