Si queremos mejoras nuestra capacidad de concentración, podemos ejercitarla de manera muy sencilla. Hay muchas actividades cotidianas que comparten un elemento en común para disfrutarse al máximo: La atención plena. El hacer algunas de estas actividades dedicándoles el tiempo necesario y realizándolas con un ritmo que nos permita vivirlas al máximo es el primer paso para una mayor concentración.
Te sugiero las siguientes opciones:
Respirar
Leer
Escribir
Escuchar
Observar
Nutrirse
Planear
Quiero hacer notar que en algunas de las actividades no usé palabras que se consideran sinónimos, como oír en vez de escuchar, o ver en vez de observar. Mi elección de palabras no es casual. Observar significa elegir conscientemente dónde queremos concentrar nuestra mirada. Significa captar más allá de una imagen, sus características y el contexto en el que la estamos capturando en nuestra mente.
Nutrirse es otra elección consciente más allá del simple acto de introducir alimentos a nuestro sistema. Nutrirse implica analizar el bienestar o el daño que nos harán determinados alimentos. Nutrirse implica ser consciente de la cantidad de alimento que estaremos tomando para saber hasta dónde es necesario comer.
Y así con cada verbo podemos encontrar como ejercitar nuestro enfoque. Leer sin duda es uno de mis ejercicios favoritos. No hay forma de leer y entender sin escuchar en nuestro subconsciente la narración del autor. A mí me sucede todo el tiempo. Y en esa consciencia al tiempo que avanzo la lectura voy conectado la obra con otros libros o temáticas que me son importantes. Y esas asociaciones fijan el aprendizaje haciendo que el ejercicio de enfoque se vuelva más valioso.
Así que, con tantas opciones, te deseo excelentes ejercicios para volverte más poderoso en esta habilidad crítica para el logro de nuestros objetivos.
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Imagen de Matheus Cuba en Pixabay
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