Siempre que nos comunicamos con nuestro equipo una audiencia, buscamos que nuestro mensaje llegue de la mejor forma al destinatario. Y de igual forma buscamos que nuestro mensaje genere impacto. Si estas dos condiciones se logran podemos sentirnos tranquilos de como estamos usando esta habilidad clave para los negocios y para la vida.
A lo largo de los años, leyendo, estudiando y practicando la comunicación, veo que hay ciertos aspectos básicos que nos ayudan a llegar a esa efectividad e impacto del mensaje. Les puedo sugerir que:
Nuestro mensaje sea claro: En la medida que evitemos el lenguaje técnico, la transmisión del mensaje es mucho mejor. Si necesitamos usar lenguaje propio de nuestra área de conocimiento, sumemos explicaciones para asegurar que toda nuestra audiencia esté en la misma página que nosotros al final del mensaje. Recordemos aquí que la regla es explicarnos como si estuviéramos hablando con un niño o con alguien que no conoce en absoluto nuestro campo.
Nuestro mensaje sea breve: Winston Churchill, famoso por su capacidad de oratoria, procuraba hablar en oraciones cortas. Esto ayudaba al entendimiento por medio de una estructura mucho más simplificada. Y no olvidemos que los mensajes más memorables no necesariamente requieren una gran extensión. El discurso de Gettysburg, del presidente Abraham Lincoln duró menos de 5 minutos.
Nuestro mensaje sea secuencial: La claridad no solo se logra con el vocabulario, sino con la estructura. Si logramos diseñar 2 o 3 mensajes clave eso será mejor que todo un decálogo que sea difícil de seguir para la audiencia. Si nuestro mensaje lleva el flujo de una historia, además de la facilidad de seguirlo, generará más involucramiento.
Practiquemos sobre estos conceptos y lo técnico que implica entregar un mensaje memorable. De esta forma seremos mejores líderes en cada ámbito de nuestra vida.
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Imagen de Ryan McGuire en Pixabay
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