Hace muchos años escuché a mi padre responder en una conversación que él era rico en amor, en ideas, en salud. Me encantó en aquel momento su comentario porque sabía que él valoraba en gran manera las cosas más sencillas. Disfrutó mucho las tardes que salía a correr en el parque cerca de casa. Disfrutó cada viaje conviviendo con su familia. Creo que no entendí la profundidad de sus palabras en esa ocasión. Ese momento vino a mi mente hace unos días al comenzar la lectura de La riqueza que el dinero no puede comprar, un nuevo libro de Robin Sharma, uno de mis autores favoritos.
Sharma habla de 8 tipos de riqueza que contribuyen a hacer nuestra vida más integral, más significativa. Esa reflexión de inmediato me tocó porque conscientemente podemos valorar cada cosa que tenemos como un verdadero tesoro. Permíteme mencionar las riquezas de las que Sharma habla en su libro:
Crecimiento
Bienestar
Familia
Trabajo
Dinero
Comunidad
Aventura
Servicio
Sobre cada uno de estos conceptos podríamos hacer un balance diario. Estoy claro que tener cada uno en su estado óptimo es parte del reto de una vida dinámica en un entorno complejo. Pero vale la pena tenerlos en mente. Cada uno de ellos es interdependiente con los demás y se pueden combinar entre ellos en experiencias que nos den gran energía y paz.
¿Hay otros tipos de riquezas? Estoy seguro que si. Creo que la lista de Sharma no es exhaustiva. ¿Qué otras riquezas tienes? Sin importar cómo sea tu lista, creo que es positivo invitarnos a valorar todo lo que tenemos, desde lo más pequeño en el significado que aporta a nuestro día a día.
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