Para crecer necesitamos aprender las mejores prácticas.
Necesitamos aprender las herramientas más relevantes para abrirnos camino en nuestra profesión.
Necesitamos aprender de casos de éxito y fracaso.
Necesitamos el orden de ciertos procesos para asegurar la calidad de nuestras acciones.
Para lograr estas metas, necesitamos maestros. Necesitamos siempre estar conectados con expertos que han investigado y vivido aquellos temas que nos ocupan.
Necesitamos de ellos la estructura de pensamiento y el énfasis en ciertos conceptos que nos permitirán acelerar nuestro desempeño.
Pero igualmente necesitamos a alguien que nos rete.
Necesitamos a alguien que nos invite y a veces nos fuerce a autodescubrirnos.
Necesitamos a alguien que nos inspire a expandir nuestras capacidades para confirmar que siempre podemos alcanzar nuevas alturas.
Necesitamos a alguien que interprete nuestras preguntas por medio de sus experiencias para señalarnos opciones que nos permitan ir por buen rumbo.
Esa persona nos escuchará y a veces será una caja de resonancia para tener esas conversaciones que a veces evitamos.
Esa persona en mi experiencia puede asumir la figura de un coach, un desarrollador, y también de un mentor. Aunque sus funciones y tareas tienen distinciones; creo que tienen un terreno común muy importante en servir como plataformas para nuestros siguientes pasos.
Sin importar nuestra edad, nuestra industria o geografía, siempre debemos buscar a estos dos roles vitales. Serán los mejores consejeros que podamos tener para crearnos una carrera de impacto y significado.
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Imagen de Diggity Marketing en Pixabay
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