Ciclos y retos son dos palabras que viven en permanente conexión.
Estamos próximos a cerrar un ciclo escolar, un semestre más.
Eso nos brinda satisfacción y consciencia de nuestro crecimiento.
Podemos ver logros alcanzados de manera tangible y como hemos cambiado hacia una mejor versión.
Así como hay ciclos profesionales, también hay ciclos personales que constantemente estamos completando.
Cada día es un ciclo que abrimos y cerramos de la manera que nosotros elegimos.
Y dentro de cada ciclo hay retos que nos invitan a probar nuestro carácter, capacidad y conocimiento.
Son las pruebas a superar para acceder a nuestro siguiente nivel de desarrollo.
Sean de pequeña o de gran magnitud, esas pruebas son necesarias pues la fricción que generan fortalece.
Cuando alcanzamos cimas después de superar retos no solo sentimos satisfacción, nuestra mente y nuestro corazón descansan también.
Pero el descanso no debe ser permanente.
El viaje más significativo es el que logra una mayor evolución, el que utiliza al máximo sus recursos para crecer e impactar positivamente a otros.
Y para eso, debemos estar en una constante renovación de ciclos y retos.
Hace tiempo leí que en China hay un proverbio: "Siempre hay una nueva montaña por escalar"
¿Cuál será nuestra nueva montaña? ¿Cómo encenderemos una nueva fogata de ilusión y expectativa para seguir creciendo?
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