En un mundo con tanta movilidad laboral y tanta turbulencia, hoy resulta particularmente peligroso no tener capacidad de cambiar de rumbo. Los fenómenos socioeconómicos y geopolíticos pueden modificar el rumbo de nuestra vida profesional en tan solo un momento. Por ello, nuestras carreras no deben estar acotadas por la definición de un cambio de estudios, de una industria o de una empresa. Si podemos adquirir nuevos conocimientos, también podemos explorar diferentes áreas funcionales e incluso facetas como pasar de miembro de una organización a emprender la propia.
Lo fundamental en este sentido es ser capaz de cambiar oportunamente. Podemos ser los protagonistas proactivos de nuestra misión más importante: Nuestra marca personal y su trayectoria. Ante las señales de riesgo de la industria o empresa en la que colaboremos no podemos quedarnos paralizados. El tener la costumbre de estar escaneando y entendiendo el entorno a nuestro alrededor es un hábito que se convierte en ventaja en el tiempo. De esta manera podemos aprovechar mejor las oportunidades para llegar a dónde quieres y en la forma que quieres. Si no tomamos esta actitud anticipada y vigilante para nuestra carrera seremos sujetos reactivos que tendremos que aceptar la realidad que nos plantee el entorno en vez de ser nosotros los que modelemos nuestro camino.
Foto de Saulo Mohana en Unsplash
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