Estoy leyendo El sutil arte de que te importe un carajo, de Mark Manson. El título puede sonar no solo polémico, sino poco constructivo. Pero las reseñas en Amazon y algunos resúmenes en audio del libro me hicieron voltear al autor. Incluso, antes de leer el libro escuché algunos de sus contenidos en Youtube y me convencí de explorarlo.
Ya en el texto, conforme voy avanzando he encontrado varias joyas de sabiduría. Una de mis favoritas la conecto con la elección de carrera de cualquier estudiante. Y puedo resumirla en una pregunta:
¿Estás dispuesto a amar el premio final de tu carrera, tu visión ideal, tanto como el costo de construir el camino para alcanzarlo?
La explicación a esta pregunta es muy sencilla. Quieres el reconocimiento de un médico de alta especialidad así como las recompensas económicas. Para lograr estos dos frutos tendrás que resolver grandes problemas. Y para resolver esos problemas tendrás que invertir horas en conocimiento y capacidad práctica para alcanzar la competencia requerida. Además de las horas invertirás energía y foco en tu disciplina en lugar de otras cosas placenteras o importantes. ¿Estás dispuesto o dispuesta?
Cada carrera te va a exigir una inversión para darte un rendimiento. Algunas inversiones serán físicas, otras anímicas y otras relacionales. El tipo de capital que pongas en tu carrera y el cuidado que le des determinará la rapidez y la magnitud de ese retorno de inversión. Si te gusta el premio final pero sientes que el costo del camino no es lo que esperas, te recomiendo detenerte. Es un foco amarillo importante. La carrera no se ama y no la disfrutas solo en los momentos glamorosos. La carrera probará tu dedicación y coherencia en los momentos de mayor prueba.
Por eso para decidir este tema, debes investigar y analizar si el costo que te pedirá tu elección profesional es aquel que estás dispuesto o dispuesta a asumir con tu mente y con tu corazón.
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