Todo lo que repetimos de manera intencional en nuestras vidas termina formando parte de nuestra realidad. Nuestra perspectiva personal o profesional es influenciable por nuestras relaciones y por nuestro contexto.
Nuestra conductas que a su vez vienen de nuestros hábitos también condicionan lo positivo o negativo que vemos el entorno a nuestro alrededor. Por eso cada día vale la pena reflexionar unos momentos. Vale la pena cuestionarnos que cosas estamos viviendo en piloto automático y si son los insumos que queremos que coloreen nuestra forma de ver el mundo.
A partir de nuestro análisis, tenemos la tarea de elegir conscientemente el DÓNDE, CON QUIÉN, CÓMO y POR QUÉ queremos estar a corto y a largo plazo. Jim Rohn, autor y referente en temas de desarrollo personal comentó hace muchos años que nos volvemos el resultado de nuestras 5 relaciones más cercanas. Otros expertos en liderazgo comentan que nos volvemos aquello que leemos igualmente. Si todo tiene el poder de modelarnos a largo plazo, por eso vale la pena esa pausa consciente. Busquemos siempre que nuestros contextos, relaciones y rutinas nos acerquen a los ambientes en los que visualizamos nuestro mayor crecimiento.
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