Aprendizajes y reinvención

Hoy se cumplen 24 años de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos que modificaron la cultura de seguridad a nivel mundial. Uno de los sectores más impactados y que más cambió sin duda fue la aviación comercial. En aquel tiempo todavía era estudiante, pero ya estaba muy cercano a la industria leyendo y estudiando de forma constante sobre ella.

Cuando tuve la oportunidad de unirme a ella al graduarme me di cuenta de muchos aprendizajes que han contribuido a un entorno más seguro. La aviación siempre ha sido resiliente. Aprendió como industria a reforzar la prevención y la consciencia situacional de las tripulaciones ante amenazas. Aprendió a no subestimar señales sutiles de riesgo, porque aunque el análisis más detallado sea más costoso, siempre será mejor que la corrección y el control de daños de un evento trágico.

La aviación se volvió también mucho más cuidadosa en cada punto de contacto con el cliente. Esto implicó el costo de una experiencia un poco más lenta y con más filtros. Pero la industria ha avanzado también en otros frentes para optimizar las experiencias de los pasajeros desde otras perspectivas. La aviación reconoce su rol vital como conector de sociedades, de culturas, de negocios. Pero no se contenta con conectar personas de un punto A a un punto B. Ha invertido en tecnología para hacer vuelos más cómodos, vuelos más provechosos para quienes desean trabajar. Ha invertido en experiencias en aeropuertos para reducir el estrés de los preparativos del viaje. Y ha dado poder al pasajero para hacer cada vez más trajes a la medida en cuánto a los servicios que requiere.

Hoy se puede recordar un momento difícil, de incertidumbre y de dolor. Pero también se puede recordar un proceso de reinvención y voluntad por seguir adelante mejorándose cada día con una visión de largo plazo. Eso es el camino que ha vivido la aviación a lo largo de estos años.

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