Leí de Jen Sincero una frase que me pareció muy poderosa: "No es posible aferrarse al pasado y aprovechar el día al mismo tiempo".
Creo que su idea nos obliga a pensar las implicaciones que el pasado puede tener sobre nosotros.
El pasado en muchos sentidos es una tumba. Es silencio inevitable e inmovilidad.
El pasado evita la innovación y la capacidad de actuar con valor.
El pasado nos roba oportunidades.
El pasado desvía nuestro tiempo del aprovechamiento de nuestra propia historia.
El pasado debe ser una referencia útil y una inspiración sobre nuestro potencial, nunca una prioridad.
El pasado debería estar lejos de nuestra perspectiva cuando queremos enfocarnos en alcanzar nuevas alturas, en construir logros.
El pasado, si permitimos que se adueñe de nuestra agenda limitará nuestro desarrollo y el de nuestro equipo.
El pasado debe ser una guía de aprendizaje, pero nunca el único determinante de nuestras decisiones; pues limitará nuestro potencial creativo.
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