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Miguel Angel Cardona

Todo tiene su punto óptimo


 

Ayer leía sobre gestión de conflictos para un taller que impartiré en unos días.

Me gustó un artículo sobre la necesidad de identificar la temperatura de los conflictos.

El autor, Mark Gerzon, enfatiza la importancia de observar si el conflicto está caliente o frio.

 

Es fácil intuir que estos extremos se refieren al pico o valle de emociones de los participantes.

Y además, la temperatura nos habla de la capacidad de conducir el conflicto de forma constructiva hacia una solución.

 

Siguiendo con esta metáfora de la temperatura, el autor nos sugiere que el conflicto debe alcanzar una temperatura tibia para poder conducirse. En un conflicto caliente en el que los participantes están exaltados es imposible la escucha activa y la apertura. Hay que enfriar el conflicto con tiempo y espacios aparta para los participantes. En contraparte, un conflicto frio en el que se perdió la comunicación tiene que reactivarse hasta alcanzar una temperatura ideal que permita encontrar puntos en común.

 

Para el líder o moderador del conflicto, esta capacidad de conducir a un punto óptimo sin duda tiene tanto ciencia como arte. Debe, como el chef ante una preparación especial, observar todos los detalles y signos de evolución para alcanzar el punto que lleve al mejor resultado. Y será solo con la práctica que se logre una mayor tasa de éxitos junto con algunos conceptos que compartiré, conforme avanza la preparación del taller.

 

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Imagen de Gerd Altmann en Pixabay



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