Cada año ganamos en experiencias que acrecientan nuestra sabiduría. Esto debería ayudarnos a darle más significado a nuestros días. Una forma de lograrlo es aprovechar estas fechas para una reflexión profunda. Lo que deberíamos buscar en esos momentos es nuestra propia medida de éxito.
Hay muchas definiciones asociadas con esta palabra. Podemos medir el éxito en términos económicos, de salud, de relaciones, de logros alcanzados. Cualquiera de estas categorías tiene elementos válidos que alinean nuestra energía. El punto clave es que la definición sea 100% nuestra, no condicionada por los paradigmas de nuestro grupo social o de creencias que se vuelven paradigmas por nuestra edad o profesión.
Debemos recordar que en todo momento estamos corriendo nuestra propia carrera. No podemos y no debemos correr la carrera de alguien más con elementos de éxito que no sean coherentes con nuestros valores y experiencias. Si no definimos con cuidado nuestro éxito, pondremos en riesgo nuestro verdadero norte. Esto sería totalmente indeseable pues no estaríamos siendo auténticos y más temprano que tarde nos sentiremos vacíos por no ir en la verdadera dirección de nuestros sueños.
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