Rendirse deja dormido el espíritu, lejos de su máximo potencial.
Rendirse apaga la esperanza en los equipos de trabajo y anula el compromiso de vivir de acuerdo a un código de valores.
Rendirse nos quita la oportunidad de tocar vidas de manera positiva, de construir un legado.
Rendirse es renunciar a todo lo que si tenemos para hacer realidad nuestras metas.
Rendirse es anular el agradecimiento por el maravilloso regalo de nuestra vida.
Rendirse nunca será una opción si queremos vivir a plenitud y si queremos desarrollar al máximo nuestro liderazgo.
Cadena de publicación 409 / 547
Imagen de Ichigo121212 en Pixabay
Comments