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Progreso y perfección

Miguel Angel Cardona

La obsesión por la perfección puede paralizar el progreso.

El excesivo análisis y deseo de pulimiento puede negarnos oportunidades de aprender y avanzar en interacción con el mercado.

La perfección es deseable, es un objetivo noble pues nos obliga a la mejora continua.

Pero nunca debe ser una excusa para dejar de innovar y de crecer con la experiencia sobre nuestros errores.

 

En vez de perfección, podemos apuntar hacia el progreso diario, consistente.

El progreso alimenta el logro en el tiempo pues acumula su avance de manera inevitable.

El progreso es más accesible y medible pues se le puede dar seguimiento de manera más cercana.

El progreso eventualmente nos lleva a productos terminados.

El progreso constante nos hace crecer en maestría y en capacidad de transmitir a otros nuestro conocimiento.

Estos regalos harán de cada uno nuestra mejor versión.

Y de forma natural también, estaremos más capacitados para mejorar la vida de los demás.

 

Nunca llegaremos a destino final con la perfección.

Pero con el progreso como vehículo, estaremos cada vez más cerca de ella y en el camino construiremos realidades más positivas a largo plazo.

 

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Imagen de Candygirl53 en Pixabay



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