Repasaba en mi diario algunas de las notas que tomé para prepararme para mi primer día junto con mi nuevo equipo de trabajo. Al leerlas con cuidado me di cuenta que siempre que he llegado a una nueva misión, hago el ejercicio cuidadoso de marcar la hoja de ruta que quiero que defina mi estilo de trabajo.
Cuando invertimos tiempo en preparar nuestros mensajes y nuestra agenda de trabajo, generamos un efecto muy poderoso. Le damos claridad a nuestros compañeros y a nosotros mismos. Anticipamos incluso algunos retos para saber por dónde nos llevará nuestra experiencia a su mejor solución.
Entre los puntos que puedo recomendar para hacer de esa preparación algo exitoso puedo mencionar:
Establece tu visión y tu congruencia con la visión organizacional
Señala que quieres para el futuro de tu equipo y de tu unidad de negocio.
Expresa en esa visión tus valores y las capacidades que puedes poner al servicio de ese futuro.
Expresa porque esa visión es importante para que como equipo aporten a toda la organización.
Define el éxito individual y grupal para que todos sepan como deben conducirse y cuáles son las áreas de foco.
Establece tus no negociables
Cada líder tiene valores que se han acentuado por su conocimiento y experiencia.
Establece desde el principio los fundamentos de las buenas relaciones y comunicación que quieres dentro de tu equipo.
Establece los criterios de urgencia para escalar problemas y los mecanismos que aseguren máxima coordinación.
Establece tus prioridades
Como líder nos encomiendan crear mejores futuros.
Nuestro equipo tiene que ver como ese futuro se construye paso a paso.
Ten claro las áreas que permitan generar esa inercia positiva y establece una agenda para los primeros 90 días.
Asegura el seguimiento de esos puntos en tus agendas de trabajo recurrentes.
Con estos tres pilares para trabajar, tendrás un gran inicio de tu nuevo viaje de liderazgo
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Imagen de Mohamed Hassan en Pixabay
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