Una de las lecciones que más recuerdo de estos últimos años es la cita: "Todo existe siempre dos veces: Primero en la mente y luego en la realidad". Necesitamos un tiempo deliberado para pensar en lo que queremos, en lo que valoramos y en como queremos construir nuestro camino. Este tiempo dedicado es muy valioso no solo para nuestro conocimiento personal sino para el entendimiento situacional que habremos de enfrentar. El planeador, el estratega por naturaleza, siempre está pensando y conectando la información de su entorno con su propósito y sus objetivos.
El planeador no solamente define lo que quiere, sino estudia caminos alternos para llegar ahí. Y sobre la marcha entiende también que puede haber disrupciones en el camino que se deben prevenir. No todo es ejercicio intelectual. Planeamos para ejecutar y sobre la marcha ajustar nuestras acciones. Planeamos para tener una ruta de vuelo que nos permita entender el mejor uso de nuestros recursos y capacidades. Planeamos para enseñar a nuestro equipo y a nuestros seres queridos a traer el futuro al presente por medio del esfuerzo intencional y comprometido de cada jornada. Planeamos porque de esa manera estimulamos a nuestra mente a ser siempre recursiva para superar pruebas.
Por eso, independientemente de tu carrera o experiencia profesional, siempre que puedas aprender sobre planeación además de la práctica empírica de cada día empezarás a ver la realidad de forma más integrada. Y con ello tomarás mejores decisiones.
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Foto de Alvaro Reyes en Unsplash
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