El éxito de una empresa como el de una persona se construye cada día con decisiones deliberadas. Tenemos la tarea de asegurar el mejor uso de nuestros recursos; particularmente nuestro tiempo y los medios de nuestra organización. Si queremos lograr el máximo retorno sobre la inversión de estos activos tenemos que aprender a pensar como estrategas.
La estrategia definida de manera muy sencilla es llevar a una persona u organización de un presente a un futuro deseado que se traduzca en mejoras de ingresos, costos, posicionamiento; en una palabra éxito. Para llegar a ese futuro se tienen que coordinar los esfuerzos de diferentes personas y medir su progreso sobre las acciones que lleven a ese destino. Pero ninguna persona o empresa operan de manera aislada.
Una parte muy importante del pensamiento estratégico es la capacidad de entender el contexto con diferentes lentes. El poder observar desde un ámbito local hasta el regional; o bien el entender las implicaciones de un movimiento competitivo a 3 meses o a 1 año tiene mucho de arte y ciencia. Hay metodologías que permiten analizar la información de forma práctica para volverla accionable para las decisiones que debe tomar la empresa.
Esta tarea de estar detectando hallazgos debe ser una tarea permanente de la empresa. De otra forma, personas y organizaciones nos volvemos reactivos, víctimas de las circunstancias. El pensador estratégico es más un conspirador que moldea el futuro de manera proactiva. No quiere decir que pueda alterar circunstancias fuera de su esfera de influencia. Pero si saca el mayor provecho de ellas con sus decisiones para mantenerse en su curso de acción definido. Esto es algo que cualquier empresa puede desear sobre todo en el ambiente de negocios que nos rodea.
Por eso el pensamiento estratégico se ha vuelto en los últimos 40 años una materia prioritaria en la disciplina de negocios. Hoy, se combina con la capacidad de explorar los futuros posibles y probables de manera sistemática por medio de la prospectiva. Estos dos conceptos alimentan la mente de un líder que puede generar no solo confianza en el equipo, sino un gran aprendizaje para hacer de todos los que le rodean agudos observadores y diseñadores de su entorno.
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