Creo que una de las tareas vitales de un líder es maximizar la evolución de su equipo.
Todo el brillo y altura que alcancen quienes trabajan contigo llevará tu firma por el tiempo que les dedicaste, por las ideas que intercambiaron y los retos que recibieron.
Debemos ver el potencial y alinear esa visión con nuestros equipos de trabajo.
Debemos apoyarlos con conocimiento y experiencias que incrementen sus capacidades.
Aquellos puntos de dolor en nuestro equipo pueden ser excelentes puntos de formación y desarrollo.
Cada líder formará su propia agenda dependiendo de la diversidad de su equipo y sus experiencias.
Una vez teniendo la ruta de desarrollo para cada miembro del equipo, podemos elevar todavía más el desempeño del equipo si organizamos experiencias que intercambien esas agendas.
Todos podemos ser maestros y alumnos al mismo tiempo.
Y esto tendrá el beneficio agregado de la generación de confianza en el grupo.
Igualmente, este intercambio deberá genera humildad para saber recibir otras ideas por parte de compañeros.
De esta forma el líder puede formar grupos más interdependientes y capaces de funcionar con un espíritu de verdadera colaboración. Desde ahí el líder podrá elevar a nuevos líderes que generen un círculo virtuoso a largo plazo en la organización.
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