Esta semana conocí a un extraordinario alumno de nuestra preparatoria.
Tiene claro que quiere estudiar. Tiene aspiraciones sabiendo la importancia de prepararse y además está trabajando con gente a su cargo en un negocio familiar. Es un ejemplo muy importante del empuje necesario para construir grandes cosas. Con su energía, también está creando un proyecto relacionado a la inclusión laboral. Me dio mucho gusto escucharlo y maravillarme con sus expectativas.
Cuando padres o formadores conocemos alumnos así; no podemos dejar de valorar la responsabilidad que tenemos. Estos talentos requieren que les abramos perspectivas para encontrar su camino óptimo. Requieren que los conectemos con las personas y procesos que impulsen sus sueños. De esta manera podemos convertirnos en las plataformas desde las que puedan despegar a mayores alturas.
Y sin duda, este tipo de jóvenes son ejemplo para cualquiera de nosotros sobre el poder de los sueños que nos debe acompañar sin importar nuestra edad, geografía o contexto. El tener presente este tipo de objetivos, repasarlos y asegurar que avancemos en ellos cada día nos impulsa. Como dijo Tony Robbins; estos sueños nos jalan, nos permiten salir cada día a traerlos del futuro. Y en el camino nos estaremos transformando de manera personal lo mismo que a nuestra realidad.
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