A veces como usuarios de un servicio podemos olvidar que detrás de lo que recibimos hay otras personas haciendo un trabajo importante. Si reflexionamos un momento que un aula limpia, un envío recibido en tiempo depende también de otros seres humanos en muchos sentidos, podemos ser más empáticos.
Esa empatía la necesitamos de manera permanente para ser más pacientes, más recursivos y más constructivos sin importar el rol que tengamos. De esa forma no solamente cuidamos la relaciones. Nos ahorramos desgaste físico y anímico cuando damos por sentado que solo nosotros merecemos atención y cuidado.
Hoy por ejemplo, nuestros alumnos de preparatoria conocieron a parte del equipo de limpieza que desde la madrugada está asegurando que las aulas estén limpias y ordenadas para clases. Hoy se dieron cuenta que la limpieza no es automática. Y que si nosotros somos usuarios cuidadosos de las instalaciones también estamos sirviendo a otras personas. De manera tácita, estamos reconociendo y agradeciendo el trabajo que ellos hacen de manera comprometida y profesional por nosotros.
Pensemos por un momento en cuántas oportunidades tenemos para ejercer la empatía. Detrás de cada evento que vivimos o de cada producto que disfrutamos hay una persona que influye para nuestra satisfacción o la solución de un problema. Ser conscientes de eso, aunque no conozcamos a esa contraparte, nos permite ser empáticos de regreso para generar más humanidad a nuestro alrededor.
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