Hace muchos años, un gran maestro me dijo "En el lugar que concentras tu atención, está tu fuerza". Me explicaba que siempre podemos elegir a que le damos foco. Sin importar las circunstancias, creo completamente en esta idea. Los estoicos hace miles de años recomendaban concentrarnos en aquello que podemos controlar. Nos decían que debíamos discernir entre lo que podemos modificar y lo que no.
Estos dos ejemplos me llevar a la conclusión que siempre podemos dirigir a nuestra mente. Habrá condiciones en las que necesitemos un apoyo para lograrlo, como un momento de reto personal. Pero siempre podemos ejercer nuestra voluntad como la última libertad. Podemos experimentar un resultado no deseado en la escuela o en el trabajo. Podemos elegir quedarnos paralizados por ese evento o procesarlo y seguir adelante para mejorarnos. Podemos experimentar una pérdida personal o profesional. Es real que el tiempo que nos tome superar este reto vendrá dado por su magnitud tanto como por nuestra disciplina para procesarlo en tiempo y forma.
Cuando negamos nuestra capacidad al decir "no puedo controlar como me siento" o "no puedo saber cuándo saldré de esta prueba"; estamos cancelando el ejercicio de nuestra voluntad. Es en mi opinión un momento peligroso pues podemos quedarnos anclados con nuestro piloto automático en un mal momento. Y nadie supera un reto o avanza, sin importar cuánto apoyo tenga, si primeramente no decide con plena consciencia tomar un curso de acción diferente. Por ello, siempre debemos ser conscientes del poder de nuestra elección en cada ámbito de nuestra vida.
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Imagen de Arek Socha en Pixabay
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