Entre más nos formamos adquirimos diversas y mejores herramientas para resolver problemas. Este es uno de los grandes regalos de buscar siempre nuevos conocimientos: El potencial de impactar más transformando la realidad personal o profesional.
La formación no solo moldea nuestro conocimiento. Impacta también nuestro carácter y capacidades. De inicio nos ayuda a conectar mejor con otras personas a través del entendimiento. Cuando tenemos más perspectivas de una situación es mucho más fácil encontrar puntos en común. Es igualmente más accesible el llegar a una solución que permita avanzar a todos los involucrados.
Finalmente, la educación es a nuestra mente y nuestra alma lo que el ejercicio físico es a nuestro cuerpo. La formación de conocimientos es un estímulo para mantener nuestro centro de control en su máximo estado de alerta y estímulo. Con nuevas conexiones y retos para resolver, nuestra mente encuentra una razón para mantener nuestra vitalidad e inspira a nuestro ser a seguirnos reinventando. Por eso la formación debe ser una prioridad de vida. Debemos volvernos aprendedores.
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