Laura Vanderkam, autora y experta en productividad, recomienda en su último libro Un martes más tranquilo, tener el viernes como el día para planear toda la semana siguiente. Tan pronto me topé con esta idea conecté con Michael Hyatt, otro autor y experto en estos temas, que recomienda tener un día de trabajo detrás del escenario. La idea de ambos es clave ya que lo normal es que andemos a un ritmo frenético toda la semana e iniciemos la siguiente de manera inercial. La planeación en cualquier profesión es clave por dos razones:
Nos brinda visibilidad de un marco de tiempo más amplio, en este caso una semana, dándonos oportunidad de priorizar actividades y ajustar de manera proactiva lo que se necesite.
Esta visibilidad nos permite de antemano asegurar el contacto y disponibilidad de los recursos y personas que requeriremos para hacer un trabajo de impacto. De esta forma evitamos improvisaciones que dañen nuestra agenda y resultados el mismo día de las tareas.
El sentido de planear la semana próxima también te da una pausa útil para valorar la semana actual. Puedes entender si hay cosas que necesitas desplazar al siguiente período o delegarlas. Puedes igualmente entender si ciertos hitos o tareas que estás cerrando tendrán ramificaciones a corto plazo que necesitas distribuir para mantener los proyectos en marcha.
Aunque es normal que la planeación sea más contingente con el día a día; vale la pena probar este ejercicio más amplio en su alcance para tener un fin de semana más tranquilo y una capacidad de gestión más madura conforme vamos haciendo de esta sugerencia un hábito.
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