Al iniciar el día todos hemos experimentado el reto de vencer la comodidad de la cama y el instinto de nuestro cuerpo por el descanso. Todos necesitamos en mayor o menor medida un impulso para activar nuestra energía, para que nos jale a seguir avanzando y creciendo. Te propongo dos preguntas para que está activación sea poderosa y sencilla:
¿Por qué me levanto hoy?
¿Por quién me levanto hoy?
Preguntarte el por qué te lleva a pensar en tus valores, en tu identidad. Saber que haces las cosas por lo que representas, por lo que es importante en tu realidad es una motivación muy relevante. Tu por qué forma parte de tus metas a corto y a largo plazo. Si tienes un por qué interesante que te estimula a seguir construyendo trascendencia no solo te levantarás; saltarás para ponerte en actividad. Tu por qué no tiene que ser fijo por todo tu viaje. Conforme maduramos y cambian nuestros proyectos puede cambiar nuestra razón; pero siempre debe existir y ser explícita. El por qué es el verdadero norte que nos permite seguir en vuelo.
Y el por quién es también muy importante. La persona o personas a las que dediquemos nuestras acciones del día activan nuestra vocación de servicio. En esta pregunta puede encerrarse también aquellas personas para las que queremos ser ejemplo, a quienes queremos mostrar nuestra mejor versión. Nuestro ego en el sentido más positivo querrá hacer valer la reputación que ha ganado y te ayudará a iniciar el día. Y en este para quién pueden estar igualmente las personas que te inspiran; que han modelado tu identidad como mentores o amigos que te han acompañado. El hacer honor a sus lecciones, el verte modelado en su figura como una aspiración propia también puede ser un gran combustible.
Estas preguntas son una invitación a conectar con esos motores en lo más profundo de tu ser que te impulsen a la acción. Y ya que empezamos a movernos, la física nos dice que será más fácil mantener la inercia que nos lleve a los resultados que queremos.
Foto de Tachina Lee en Unsplash
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