El éxito anula tu humildad. Te hace pensar que puedes vencer en todo momento y condiciones. Te hace sordo a las opiniones valiosas sobre potenciales riesgos. El éxito en exceso anula tu capacidad de aprendizaje y adaptabilidad.
Lo más peligroso del éxito es que genera complacencia. Quieres quedarte ahí pero sin exigirte más. Debemos aprender que el éxito nunca es final. Siempre se está moviendo hacia un nuevo limite y lo mismo debemos hacer nosotros si queremos mantenernos vigentes en el mundo.
El éxito es efímero. Debemos saborearlo en ese momento e inmediatamente preguntarnos ¿Qué sigue en nuestro camino? Recordemos que en China una frase de sabiduría popular dice que "siempre hay una nueva montaña por escalar"
Foto de Joshua Earle en Unsplash
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