Entre las múltiples reglas de la oratoria, creo que hay una que destaca y además es muy fácil de tenerla como punto focal: Darle valor a tu audiencia con algo que puedan recordar.
Nuestro mensaje no solamente debe ser una entrega de información. Debemos provocar algo en la audiencia. Debemos moverlos a la acción. Debemos y podemos darles algo que apliquen de manera inmediata.
Junto con todas las referencias y lógica de nuestra construcción, siempre debemos tener en mente este aspecto: ¿Qué quiero dejarles que sea valioso, útil, significativo? Si logramos que nuestra audiencia tenga presente nuestro mensaje por un concepto, habremos generado un impacto. Habremos sido efectivos en nuestro mensaje.
Esto lo recuerdo por el mensaje del Almirante William McRaven en la Universidad de Texas. Entre sus reglas para cambiar el mundo, la primera que mencionó fue "tiende tu cama". Este acto sencillo tiene un efecto de onda en el resto de tu día. Este acto sencillo ya es una primera victoria. Probablemente los graduados no recordarán todas las otras reglas. Yo tendría que ver el discurso de nuevo. Pero sin duda, esta idea de arranque generó tal impacto que se quedó como un concepto clave de su filosofía. Y eventualmente sería el título de su libro narrando con dichas lecciones, parte de su experiencia con el cuerpo de elite de los SEAL de la Marina de Estados Unidos.
Ahí tenemos un claro ejemplo de una idea central para ser recordada. Apliquémoslo en cada oportunidad.
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Imagen de Mykola Volkov en Pixabay
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