Me doy cuenta que desde el año pasado empecé a escribir con más intención sobre como usamos nuestras palabras.
El haber adoptado la clase de Presentaciones Efectivas me volvió más consciente tanto del contenido como de la forma de cada mensaje. Es innegable que las palabras tienen un gran poder. Y como dice una famosa cita de una película: "Con un gran poder viene una gran responsabilidad".
Nuestra lengua tiene poder de levantar o derribar.
Podemos liberar el potencial de un miembro del equipo con simplemente decirle "creo en ti".
Podemos marcar una relación con efectos irreparables al dirigirnos al carácter en vez de a las acciones de la persona.
Y por si fuera poco, el contenido de nuestras palabras marcará el catálogo de vocabulario y sentidos aceptables de la comunicación.
Debemos cuidar nuestras palabras para que nunca nos arrepintamos de su uso.
El año pasado recordaba una lección en este sentido de una gran líder en este sentido: (https://www.miguelangelcardona.com/post/no-hay-palabras-inocentes)
Si no hay palabras inocentes, debemos ser más que intencionales. Debemos ser estratégicos con cada mensaje para asegurarnos que cada conexión con otra persona sea una construcción sólida en camino a nuestros mejores objetivos.
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