Este tema es vital en una entrevista tanto como lo es en el día a día.
Los mejores talentos no solamente reciben retroalimentación de forma constructiva y abierta.
Saben además brindarla a sus pares, a sus líderes e incluso a proveedores.
La gestión de la retroalimentación implica muchas habilidades críticas para el trabajo.
La primera de ellas es la capacidad de desprenderse del ego y adoptar una mentalidad de aprendiz. Una cita estoica de Epicteto dice: "Es imposible para un hombre aprender aquello que piensa que ya conoce". Si no vemos potencial en absorber nuevas ideas de otros, seremos malos escuchas y limitaremos nuestro crecimiento a largo plazo. Es oportuno recordar aquí a Ralph Waldo Emerson que dijo "En mi camino, cada hombre que encuentre es superior a mí en alguna forma y por eso aprenderé de él". Si somos conscientes de esas dos ideas podremos ver la retroalimentación como un regalo.
Y para dar retroalimentación también hay que aprender a observar el lenguaje no verbal. También debemos gestionar las formas para generar un mejor impacto. Hay que procurar la privacidad siempre que la retroalimentación sea correctiva. Cuando la retroalimentación sea para reconocer es deseable hacerlo en público. Y es importante en todos los casos saber ser específico sobre el contenido. La precisión debe ir sobre la acción realizada como sobre sus efectos.
No debemos olvidar además que la retroalimentación debe ser lo más oportuna posible, lo más cercana al evento, para maximizar su contribución al desempeño.
¿Tienes esa receptividad para los comentarios de compañeros o tu líder? ¿Diseñas comentarios que aporten valor a otros? Puedes empezar a practicar desde hoy para dominar esta importante habilidad profesional.
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Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
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