Si junto con el logro de tus objetivos, te sientes en paz contigo mismo y con quienes te rodean, significa que vas en la ruta ideal de tu desarrollo.
Cada acción tiene costos, implicaciones a corto y largo plazo.
Es muy fácil quedarnos anclados en un tema de nuestra vida como el trabajo o las relaciones. Y a cambio, podemos descuidar temas claves como la salud y la familia, por ejemplo. Me gustó cuando escuché que no existe equilibrio personal y profesional sino armonía.
El término implica que no siempre el foco de nuestra vida estará 100% balanceado. Pero como la buena música, si tenemos armonía, los cambios de ritmo e intervenciones de diferentes instrumentos no amenazarán la ejecución de una pieza maestra.
Por eso, vale la pena evaluar nuestros logros no solamente con lo tangible, lo alcanzado. Si en el camino vemos sonrisas a nuestro alrededor. Si vemos que tenemos la buena voluntad de los demás tanto como nosotros la damos, vamos muy bien. Y si cada noche puedes descansar sabiendo que te esperan nuevos retos, pero con la tranquilidad sobre tus ideas, palabras y acciones; entonces estás construyendo bajo cualquier enfoque una gran vida.
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